
OT 2018 gala 5: como un burro amarrado a la puerta del baile
“Me falta algo” no significa nada. Pertenece a esa fila de oraciones del castellano, como “dale una vuelta”, “es amigo de sus amigos” o bien “yo es que soy muy mía”, que existen vacías de contenido mas rematan cualquier charla. Mamen y Joe han dicho que les falta algo, pese a que una maestra y un miembro del jurado quizás habrían de ser más concretos en sus alegatos. ¿Qué falta precisamente en esta edición? Quizás algo tan incomprensible como la canción de El último de la fila que da título a esta crónica.
Por el hecho de que existen muchos posibles formatos para reality espectáculos en el programa de este miércoles. Miki: un chico obligado a cantar cada semana delante del intérprete original de su canción. Carlos Right: una cámara prosigue a un joven que lleva un arnés (?) estrangulándole el brazo para poder ver cuánto soporta sin que se le corte la circulación exponiéndose a una noma en riguroso directo. Pablo López: un exconcursante de OT cuyo paso por el programa y por el diario digital santa cruz, absolutamente nadie sabe por qué razón, nunca va a ser citado por ningún humano. Mas esta gala (sin emociones, sin actuaciones recordables y sin vídeos que vayan edificando la identidad y la personalidad públicas de los concursantes) ha sido tal y como si OT llevara sin levantarse del sofá por la resaca desde la fiesta de la semana pasada.
Carlos Right lleva una camiseta verde militar con un par de pantalones de estampado de camuflaje. Pues para quien meridianamente nunca ha necesitado hacer nada para cautivar a absolutamente nadie, intentar ser sensual al son de Consejo Toe es lo más cerca que va a estar de ir a una guerra. Carlos lleva toda la semana preocupado por la coreografía, mas si llega a saber que la cámara iba a enfocarle desde quince metros cuando la hiciese seguro que no se habría estresado tanto.
Tras un vídeo de Alba llorando, con el pelo todavía cardado y gris de la semana pasada y el rímel corrido (lo que la transforma en un personaje de Tim Burton), y Famous cantan una versión dance de Fast Car que convierte este lamento de Tracy Chapman en otra canción. La letra cuenta la historia de 2 personas que escapan de una vida de miseria conduciendo cara el sueño de, al fin, lograr parar de ser absolutamente nadie y comenzar a ser alguien. Alba y Famous la disfrutan tal y como si estuviesen en una clase de zumba.
Miki canta El patio y conmueve a todo aquel que no supiese que si le llega a salir como en los ensayos habría sido la mejor actuación de la edición. Noelia vuelve a distanciarse un tanto más de aquel triunfo al que pareció destinada en la gala 0 al conjuntar la mejor voz de la edición con una incomodidad poco a poco más patente sobre el escenario y canta Ex’s & Oh’s con cara de Pilar Rubio en la puerta del juzgado. Y tras un vídeo en el que el escritor Albert Espinosa nos explica que entre opinar y crear hay solo una letra de diferencia, Marta sale acompañada de unos mariachis a cantar Y nos dieron las diez. Ella lleva quejándose toda la semana de que no es capaz de hacer suya la canción y a la academia estas actitudes no le agradan nada: ¿una chavala de dieciocho años que no logra conectar con la oración » me afirmé cuidado chico te estás enamorando»? A la fogata con ella. Conque su solvente actuación no será suficiente para salvarla.
Enmarcada por unas pantallas que proyectan anuncios de Old El Paso, Marta nos recuerda que asimismo en la gala cinco del año pasado otro mariachi, La bikina de Ana Guerra, llevó la edición a otro nivel al transformarla en una celebración nacional. Por el hecho de que como las mejores fiestas, aquella actuación tenía alegría, dramatismo y cotilleo sobre la muchacha a la que terminan de dejar. Mas esta noche no. Esta noche la carcajada de Vance Jay reproducida por el traductor (eso ha ocurrido, esto es, Vance se ha reído y el intérprete ha recreado la risa en español) es el mayor instante de emoción, expresividad y sorpresa de toda la gala. Ese y María chillando “odio el patriarcado” mientras que se depila las ingles.
Miriam acaba su viaje del héroe al cantar No con Pablo López para absoluto estupor de Malú, que debe estar ya escribiendo un disco entero sobre una gallega con rizos efecto mojado que le ha robado la vida. No es una de esas canciones que piensa que cantar bien es «tener un chorro de voz». Percibir a Miriam y a Pablo López es como encender la tele en la casa de tus progenitores y que esté al volumen cincuenta y siete. Como abrir accidentariamente un vídeo de WhastApp en el trabajo y que el sonido del móvil esté al límite. Como ir en el metro a la primera hora y que se te siente al lado alguien escuchando música en el altífono. Al concluir, Miriam es aplaudida como una historia de leyenda y en cierta manera lo es: hace un año era vilipendiada a través de emoticonos de víboras por ese público que piensa que Operación Triunfo es Gran Hermano y ahora es Malú.
Julia y Natalia cantan Pienso en tu mirá (las pantallas, por si acaso alguien dudaba, tienen imágenes de ojos) y son las que más se aproximan a contar una historia esta noche. Ellas encarnan 2 formas de padecer los celos: Natalia (que va vestida con la ropa que nos imaginamos que Najwa Nimri lleva para caminar por casa) se niega a ellos y se detesta un tanto por sentirlos al paso que Julia se resigna y se autocompadece. Por lo menos han entendido la canción: Manu Guix reconoció no saber de qué va y también Itziar charló de hacer justicia con todas y cada una de las mujeres, que quizás es lo que afirma Itziar cuando se queda en blanco en la mitad de una clase. El ganador de un premio Iris Roberto Fiel (justa distinción, hace que parezca simple marcar el estado anímico de un programa en riguroso directo de 3 horas y después se marcha al chat a hacer el ganso por el hecho de que se lo solicita el cuerpo) da paso a un vídeo de Dave y Miki cantando una canción sobre hacer caca y de esta manera concluyen las actuaciones de la noche.