
Gafas de desperdicios hechas para durar
Nos llamamos Parafina por el hecho de que nos agrada el mensaje surfero del respeto por el mar y su modo de vida [la parafina se emplea en las tablas a fin de que no resbalen los pies]”, narra Alfonso de Luján, creador así como Samuel Soria de una compañía que vende lentes de sol, ópticas y de presbicia desde dos mil catorce. Cerraron dos mil diecisiete con un par de millones y medio de facturación y están en cuarenta mercados. El producto procura amoldarse a los estándares del ecodiseño y su plan para el próximo año es transformarse en Empresa B (B Corporation), una certificación medioambiental expedida por una firma estadounidense. “Queremos que se nos audite no solo el producto sino más bien la manera de trabajar y nuestras oficinas”.
Parafina no nació como una compañía que hacía lentes con materiales reciclados. El plástico PET (muy utilizado en envases y bebidas), la madera y los neumáticos llegaron después. El proyecto brotó en un viaje a Paraguay, donde estos 2 asociados, compañeros de económicas y amigos desearon contribuir a la escolarización de los pequeños. “Vivíamos en Suiza, teníamos nuestro trabajo, los dos en el ámbito financiero y deseábamos emprender. Decidimos vender lentes, camisetas y accesorios en pop up stores [tiendas efímeras] y que lo colectado fuera para Paraguay. “El producto encantó. Samuel deseaba profesionalizar el tema, arriesgar, que dejara de ser un puesto, y ahí comenzamos a medrar, a fabricar y a abrir puntos de venta”.
Arrancaron con cuarenta.000 euros de financiación propia y no han captado más capital. “Nuestra línea pretende ser social y ecológica, si bien seamos una compañía con ánimo de lucro, el diez por ciento de las ventas se destina a proyectos sociales”. Su baza no está en vender económico y producir compras por impulso. “No nos interesa que el producto se rompa, solo ocurre en un 0,5 por ciento de los casos, cuando la media es de siete por ciento en marcas premium, ni que los clientes del servicio se deban regresar a adquirir otras, deseamos vender lentes pues se aconsejen, por ser un producto durable. Creemos en que se pueden hacer productos que duren, cuyo impacto en el momento de elaborarlos sea mínimo, con materiales reciclados”, cuenta de Luján. Compiten con las grandes marcas de lentes, en exactamente los mismos lineales y puntos de venta a costos similares. Las lentes son hipoalergénicas, flotan y son flexibles y, aseguran “están diseñadas para no romperse”.
Hasta febrero elaboraban las lentes allá donde hallaban el material “para no contribuir a acrecentar la huella de carbono”; no obstante ahora disponen de fábrica en China, lo que les “permite controlar” el proceso. “Al país llegan enormes cantidades de basura. Los vertederos de Europa terminan en China. El de la basura es un mercado enormemente lucrativo”. En la planta de Shanghái tienen un equipo de veinticinco trabajadores: trece españoles y catorce chinos, entre ellos, el departamento de fabricación y también I+D, que hace pruebas sobre materiales. Para el primer modelo que sacaron llegaron a hacer “más de doscientos pruebas, nos afirmaban que no era posible, mas proseguimos intentándolo”, explican Soria. la capital de España completa el equipo con otros veinte trabajadores, entre administración, recursos humanos, marketing, diseño, comerciales y compras.
Tienen de diecisiete patentes, entre ellas la de modelos en aluminio reciclado, goma, corcho y eco-silicona. “Hemos sacado unas en caucho, que es rueda reciclada; es un material que puedes estirar”, apuntan. Asimismo fabrican en lona (han cerrado pactos con tiendas que les han cedido sobrante de lona vaquera y algodón) y en plástico. Cierran un pacto con una famosa marca de agua para emplear sus botellas. “Creemos en las sinergias y colaboraciones. Primero pues todos somos emprendedores de acá, mas segundo por el hecho de que creemos en otra forma de fabricar”, explica Soria. Trabajan para llegar a pactos con Iberia, Cabify o bien Ecoalf, entre otras muchas.
Proyectos sociales
Aparte de la vertiente ecológica está la social. Esperan que esta les asista a “rejuvenecer un campo que se queda viejo y tiene poco impacto”, apunta Samuel Soria. Una persona del equipo se dedica únicamente a las donaciones y a supervisar la trasparencia de las operaciones. “Colaboramos con otros proyectos sociales que no lideramos, mas aportamos valor. Van desde hacer unas lentes rosas para el día del cáncer y que todo cuanto se recaude vaya a la AECC a cooperar con la fundación Barraquer en África. Estuvimos con ellos y dimos lentes a los pequeños que las necesitaran. Además de esto, contamos con personal bajo riesgo de exclusión social, de Inaequo”.
Sus lentes se venden en cuarenta mercados, entre ellos, España y el país nipón (los más rentables). Exportan a Singapur, Australia, Europa, Turquía, Grecia, Italia, USA y América Latina. En estos países venden, sobre todo, en grandes superficies, afines a El Corte Inglés de España; en muchas tienen su espacio. El ochenta por ciento de sus ventas se efectúan por medio de canales físicos por medio de terceros. En su web, que desean fortalecer este año, solo tienen el veinte por ciento de su catálogo, con lo que su estrategia de desarrollo pasa por comenzar a franquiciar en dos mil diecinueve, aprovechando los distribuidores que tienen “y dándoles la ocasión de vender el producto en exclusiva”.