Crítica: Ferrari 488 GTB

    Crítica: Ferrari 488 GTB

    Hace veintiocho años que trabajo como cronista. Pruebo un promedio de sesenta autos nuevos al año. Y, hasta el momento, jamás había manejado una Ferrari. Y eso que es mi marca preferida.

    Uno de los mayores orgullos de mi carrera fue haber instaurado el día de San Ferrari en la Argentina. Es una pavada, lo sé. Mas se memora todos y cada uno de los uno de agosto, en homenaje por la data de fallecimiento de Don Enzo. Ese día absolutamente nadie trabaja. Bueno, no laburo.

    Hace unos años que –mitad de broma, mitad de verdad- vengo diciendo: “El día que pruebe una Ferrari me retiro del periodismo y me pongo un puesto en la playa”. Rompí tanto la paciencia que, en el baño de la redacción de MiuraMag alguien –mitad de broma, mitad de verdad- grafiteó: “Por favor, San Enzo: prestale una Ferrari, de esta forma se marcha de una vez a su chiringuito”.

    Si el plan era quitarme, lo están ejecutando muy bien: al fin pude manejar una Ferrari. Una flamante cuatrocientos ochenta y ocho GTB.

    ***

    El auto lo logramos merced a la administración de Malek Fara, asociado del Gruppo Modena, importador de Ferrari y Maserati en la Argentina. Fara es médico, conduzco y coleccionista de autos deportivos. Tuvo múltiples Ferrari en su garaje y, en dos mil diecisiete, se incorporó al Gruppo Modena para relanzar en nuestro mercado las 2 marcas de autos más emocionantes de la historia. Los años anteriores habían sido durísimos para el Cavallino y el Tridente en la Argentina. Todavía el día de hoy se recuerda el stand en el Salón de la ciudad de Buenos Aires dos mil quince, cuando -por las trabas aduaneras y el cepo al dólar- debieron exponer dos autos en cuotas con autoahorro.

    Un par de años después, en la próxima edición del Salón, el contraste fue enorme: se exhibieron 3 Ferrari y 4 Maserati, todas y cada una cero quilómetro. Fue un logro de Fara.

    Apenas un año tras aquel relanzamiento, ya se vendieron uno Ferrari y veinte Maserati en la Argentina. La cuatrocientos ochenta y ocho es el modelo más demandado en nuestro país: se vendieron 7 GTB(carrocería coupé) y 3 Spider (descapotable). La unidad que ves en estas fotografías de Rafa Delceggio cuesta setecientos cuarenta mil dólares americanos. Si la querés en versión cabrio, vale cincuenta y cinco mil dólares estadounidenses más. Si lo pasamos a pesos, con la cotización del dólar al cierre de esta edición, cuesta prácticamente lo mismo que un terrenito (del tamaño de Tucumán).

    ***

    Lo saben geógrafos y meteorólogos: en invierno, el Autódromo de la ciudad de Buenos Aires puede ser uno de los lugares más fríos y también inhóspitos del planeta. Va a ser por el viento o bien por la humedad del vecino Arroyo, mas el uno de junio ahí se reunió el equipo completo de MiuraMag, para poner a prueba la nueva Ferrari cuatrocientos ochenta y ocho GTB.

    El día empezó bien temprano, en Palermo Muchacho. En un estacionamiento subterráneo del distrito más exclusivo de la Argentina se halla el depósito de unidades en stock del Gruppo Modena: un tesoro de Alí Babá, lleno de relucientes California, F12, Levante, Quattroporte, Ghibli, GranTurismo y, lógicamente, cuatrocientos ochenta y ocho GTB y Spider.

    Malek me acompañó en el tramo más bastante difícil del día: atravesar el centro porteño, en plena hora pico, hasta llegar al Gálvez. Manejar una Ferrari por Buenos Aires es aproximadamente lo mismo que conducir el carro de un circo, con fuegos de artificio, monos saltarines y bailarinas árabes. Todos se dan vuelta para mirarte. Muchos te apuntan con el dedo. Ciertos te chillan cosas imperceptibles. Y absolutamente nadie desea perderse la posibilidad de sacar una fotografía. Los moticiclistas te prosiguen en caravana a lo largo de múltiples cuadras. Los taxistas te solicitan que aceleres, para percibir el motor. Y jamás falta el Bora 1.8T, que te plantea correr una picada, en plena Avenida del Libertador.

    Las calles de la ciudad de Buenos Aires no asisten en nada. De este modo, la primera cosa que me sorprendió de la cuatrocientos ochenta y ocho GTB, no fue su potencia ni su velocidad: fue la suspensión regulable. Tiene hasta un modo para circular por caminos en mal estado, como calles con adoquinados y baches. Ayuda a que el auto –y tu esqueleto- no padezcan tanto con el golpeteo seco. Sucede que, en esta Berlinetta, prácticamente no existe nada que separe a tu cuerpo de la dureza de la calle. Ni tan siquiera el aire de los neumáticos, con su perfil ultrabajo. Las Pirelli P Zero son muy, muy anchas, mas tienen un talón enano. Las medidas son 245/35ZR20 adelante y 305/30ZR20 atrás. En Ferrari saben que los neumáticos son esenciales para el desempeño de un auto deportivo. De ahí que, no solo ofrece información en tiempo real sobre la presión de inflado. Asimismo hay un gráfico que notifica sobre la temperatura del caucho (a fin de que no se te ocurra hacer insesateces con las ruedas frías).

    Otra sorpresa: la trompa mágica. La cuatrocientos ochenta y ocho GTB circula a solo uno centímetros del suelo. Mas, en el momento en que te encontrás con un espinazo de burro o bien una cuneta, puedes activar el Lift System: es un dispositivo que eleva hasta veinte centímetros el despeje de la trompa, a fin de que puedas superar el obstáculo, sin dejar una huella de piezas arrastradas sobre el pavimento.